CHEFS RECONOCIDOS
Yoshihiro Narisawa, Nacido el 11 de abril de
1969) es un chef japonés y propietario de la de dos estrellas Michelin
restaurante “Les Créations de Narisawa” en Minato, Tokio, Japón.
Narisawa nació en la prefectura de Aichi en 1969 a un fabricante de
panadería y dulces occidentales. Viajó a Europa a la edad de 19 años, y formado
en Francia, Suiza e Italia, antes de regresar a Japón en 1996.
Estudió arte culinario en Francia, Suiza e Italia. Regresó al Japón a
la edad de 26 años y abrió su primer restaurante, La Napoule. Inauguró “Les
Créations de Narisawa” en noviembre de 2003, en el afamado barrio de Tokio
llamado Minami Aoyama, siendo visitado por huéspedes provenientes de todo el
mundo que aprecian su arte culinario distintivo y realizado en armonía con las
temporadas del año de Japón.
Siguiendo la tradición tanto de su abuelo como de su padre, Narisawa
decidió dedicarse en cuerpo y alma a convertirse en un gran chef, por lo que,
en 1988, con 19 años, se dirigió a Francia a estudiar y conocer las técnicas de
grandes cocineros, recorriendo las cocinas de grandes como Joël Robuchon (La
Table, Francia) o Fredy Girardet (Restaurante L’Hôtel de Ville de Suiza). Con
26 años regresaría a Japón, inaugurando su primer restaurante, La Napoule, en
la ciudad de Odawara, que unos años después, en 2003, trasladaría al barrio de
Aoyama en Tokio, cambiándole el nombre a “Les Créations de Narisawa” y
consiguiendo en 2009 una estrella de la Guía Michelín de Tokio. Influencias
Acercar la naturaleza a los comensales es uno de sus principales objetivos. La
calidad de sus ingredientes y conocer su origen es casi una obsesión para el
chef.
Jiro Ono es un octogenario japonés tenaz,
trabajador, perfeccionista, como muchos de sus compatriotas. Pero hay algo que
hace a Jiro Ono una persona muy, muy especial. Él es, sin lugar a dudas, el
mejor cocinero de sushi del mundo. Un auténtico Dios viviente en Japón donde
regenta un minúsculo restaurante para 10 personas y con 3 estrellas Michelín.
El Sukibashi Jiro es como un pequeño templo budista donde puede
degustarse el mejor sushi del planeta de las manos de un chef que lleva más de
75 años haciendo exactamente lo mismo, preparar con sus manos las piezas de
sushi que devoran al instante sus comensales. Tan simple y tan complicado a la
vez. Perfeccionar durante casi tres cuartos de siglo uno de los platos más
simples de la cocina internacional.
En Jiro todo está milimetrado hasta el último detalle: el mejor arroz,
que sólo les sirven a ellos, el pescado más fresco que puede encontrarse en el
impresionante mercado de Tsukiji, el mejor vinagre y unos aprendices que pasan
10 años aprendiendo del maestro. Comer en su diminuta barra, o asistir a esta
suerte de experiencia extrasensorial cuesta entre 30.000 o 40.000 yens (entre
300 y 400 euros) por 20 exquisitas piezas de sushi. En Jiro no sirven nada más,
sólo sushi, el mejor sushi.
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